ESTRUCTURA Y FUNCIONAMIENTO DEL ESTADO INCA TAWANTINSUYU
ESTRUCTURA Y FUNCIONAMIENTO DEL ESTADO INCA TAWANTINSUYU
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Las Qollqa incaicas de Cotapachi; el más grande complejo de silos de maíz de todo el imperio Tawantinsuyu en Quillacollo, Cochabamba, Bolivia.
David Pereira
20 de abril de 2020
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ESTRUCTURA Y FUNCIONAMIENTO DEL ESTADO INCA TAWANTINSUYU

Gracias a los estudios e investigaciones de la arqueología y etnohistoria, hoy sabemos que a partir del año 1440 dC. y las posteriores primeras tres décadas del siglo XVI hasta la invasión y conquista europea/española, nació, floreció y se expandió el llamado Tawantinsuyu o imperio de los incas a lo largo y ancho de los diferentes nichos y pisos ecológicos existentes en las montañas de los Andes sudamericanos. Se configuró en aquel entonces un tipo de país multiétnico y multilinguistico con centenares de comunidades campesinas autónomas organizadas y jerarquizadas bajo un modelo económico, político y religioso centralizado en su capital Cusco.

Para su funcionamiento se puso en marcha un modelo de gestión espacial/ territorial en base a la densidad demográfica local, recursos naturales/productivos existentes y elaboradas formas de división del trabajo para hombres y mujeres. Se crearon marcas y suyus tipo provincias con riguroso registro en quipus. Un factor muy resaltante para integrar y comunicar fue su red vial y sistema de caminos llamada Qhapaq Ñan con sus mensajeros chasquis. Bajo esa dinámica integración/articulación que conllevó innumerables tensiones y conflictos, el estado Tawantinsuyu se expandió a los valles que hoy conforman el Departamento de Cochabamba, generando dos grandes provincias: una en el valle Central y Alto cochabambino enfocada con el tema maíz y otra en Pocona y alrededores dirigida también al maíz pero más que todo hacia la coca.

Las tierras fértiles, abundante agua, pastizales, recursos naturales, minas y el trabajo de etnias locales y colonizadores de otras regiones aledañas, fueron la base que permitió conformar un espacio/ territorio donde se edificaron tambos, caminos, santuarios/wakas, ciudadelas, centros administrativos, silos de acopio para productos agrícolas y otros equipamientos que hoy están distribuidos en todas las provincias de Cochabamba. Durante el incario recibían el nombre de Qollqa los silos para almacenar diferentes productos pero principalmente maíz. Uno de más importantes es el Complejo de Qollqa de Cotapachi emplazado en Quillacollo y Colcapirhua, totalizando más de 4000 (cuatro mil) unidades tipo torre (ver mapa) en una superficie de más 500 hectáreas.

Fue, comparado con otros sectores del imperio donde también había Qollqa, el más grande depósito de todo el Tawantinsuyu el cual se estima pudo almacenar alrededor del 25% de la totalidad de la producción estatal.

Fueron erguidas en varios puntos de las colinas y laderas alrededor de la laguna Cotapachi (laguna donde “descansa el agua” en lengua puqina) en filas bajo una admirable homogeneidad en la planificación y técnicas constructivas siguiendo las curvas de nivel naturales. Tuvieron cimientos circulares de piedra tipo soladura en sus bases y arriba paredes de forma cónica alargada de ch’illqa de aproximadamente 2.50 m. de altura y techumbre de paja removible. Su ubicación alrededor de la laguna de Cotapachi y el curso del río Rocha, de ningún modo fue casual sino que obedeció a la facilidad de acceso a las materias primas in situ como piedra, bancos de arcilla, matorrales de ch’illqas, paja, etc. para las paredes de cestería de las Qollqa. Otro elemento magistralmente aprovechado fueron las casi constantes brisas y corrientes de aire norte-sur necesarias para la ventilación/deshidratación del maíz depositado dentro las Qollqa en mazorcas.

¿Dónde se cultivaba el maíz almacenado en las Qollqa? Éste provenía de diferentes sectores y campos de cultivo del área. Hoy sabemos - gracias a un litigio de tierras del año 1556 conocido como el Repartimiento de Tierras del Inca Guayna Capac publicado por el Museo Arqueológico de la Universidad Mayor de San Simón en 1977 y otros documentos del Archivo Histórico de Cochabamba- que los “incas y sus capitanes” aplicaron un sofisticado sistema de distribución de tierras y de organización del trabajo por “chacras y suyus”, movilizando miles de mitimaes y colonizadores (y sus familias) de diversa lengua y procedencia asentados entre Quillacollo y Sipe Sipe.

El maíz fue destinado para usos militares, religiosos y tal vez también para momentos de hambruna o desastres naturales. Testimonios escritos de la época colonial afirman que el maíz era trasladado en caravanas de llamas a Cusco por el Qhapaq Ñan (aprox. 30 días de viaje) e inclusive hasta la distante zona del Ecuador, donde en sus últimos años imperiales los incas tuvieron un otro conflictivo frente de guerra.

Igualmente se sostiene como hipótesis, que el maíz depositado en las Qollqa de Cotapachi pudo haber sido utilizado para mantener y sostener la penetración militar inca hacia el pie de monte y borde oriental del imperio en el actual territorio boliviano (Incallajta, Samaipata y otros), proceso que tuvo que enfrentar a las poblaciones chiriguanas.

Al entrar al valle los colonizadores españoles con sus aliados y servidores a partir del año 1540 encontraron las Qollqa abandonadas.

COMPLEJO DE QOLLQA DE COTAPACHI

Con semejante cantidad de maíz producido y almacenado – especialmente en la zona de Quillacollo- no cabe duda que Cochabamba desempeñó un rol de altísima importancia y gravitación en la organización económica, política y social del imperio de los Incas. La admirable organización e ingeniería social desplegada, la repartición de tierras y la masiva presencia de colonizadores llamados mitimaes, permitieron obtener -a una escala sin procedentes- un producto de alto valor ritual, simbólico y alimenticio, determinando que Cochabamba brille y adquiera el status de “granero de los incas”, una “llajta” donde se produjo una etnogénesis, es decir, una simbiosis multicultural donde hombres, tierras y Dioses generaron un producto histórico único.

El quechua o runasimi se convirtió en la lingua franca conviviendo con el ay Hoy este hito arqueológico debe conservarse y manejarse año redondo a partir de un “plan de manejo” antes de que sufra avasallamientos o el impacto negativo del “turismo depredador” aimara pero ambas sobre un estrato puqina previo. No deja de causar admiración el tema de las Qollqa de maíz como una muestra de alta tecnología ancestral no contaminante reflejo de la sabiduría y soberanía alimentaria que tuvieron las sociedades precolombinas.

Constituyen un auténtico valor y logro generado durante la época pre-colombina y ejemplo para la Bolivia de hoy en vista de los lamentables niveles de dependencia de alimentos que hoy nos toca vivir. Nos debe servir para reflexionar y cuestionar también la forma irresponsable con el que se trata desde los niveles del estado y gobierno actual el tema de la agricultura transgénica, la cual no solo ahonda la dependencia productiva y alimentaria, sino que inclusive pone en riesgo la salud presente y del futuro del pueblo boliviano.

Con gran motivación, entrega desinteresada y una mirada sostenible/sustentable a largo plazo, el año 2003 se conformó en Quillacollo el Comité Impulsor del Proyecto Qollqas de Cotapachi, el cuál bajo una renovada visión trabaja con todo empeño para convertir la Provincia de Quillacollo en un verdadero polo de desarrollo turístico, aprovechando el enorme y variado potencial ecológico/natural, histórico, cultural, arqueológico y espiritual/religioso que posee en sus diferentes secciones municipales.

En el área central de las Qollqa, donde estuvieron concentradas alrededor de 2500 unidades, el Comité Impulsor ha construido 26 “replicas turísticas” con muros de adobe para dar al visitante una aproximación visual sobre cómo fueron en origen, pero sabiendo que en realidad las originales construidas por los cesteros incaicos tuvieron paredes de cestería tipo canasta de chi´llqa.

El Comité Impulsor tiene puesta la mirada en valorizar y proteger las Qollqa de Cotapachi tomando en cuenta integralmente su entorno natural y paisajístico, ello en virtud a que constantemente sufren agresiones, incendios intencionales, intentos de loteamientos, total desinterés municipal, “turistas contaminantes” e irrespetuosos que pisotean y destruyen los cimientos, y -lo peor- dejan basura y desperdicios luego de “su” visita.

 

Dentro de ello es importante concienciar a los miles de visitantes que llegan al monumento patrimonial una vez al año con motivo de la celebración del Solsticio de Invierno cada 21 de Junio, para que dicha celebración sea sobre todo un respetuoso y auténtico evento de valorización de nuestra cultura ancestral material e inmaterial, pero sin provocar daños al medioambiente ni a los restos arqueológicos incaicos. Personas e instituciones interesadas en el estudio, preservación y valorización de las Qollqa de Cotapachi

Hoy este hito arqueológico debe conservarse y manejarse año redondo a partir de un “plan de manejo” antes de que sufra avasallamientos o el impacto negativo del “turismo depredador”.

Contactarse con el Comité Impulsor Cochabamba: Arq. Jorge Coco Obando cel. 77420015 (Quillacollo) y Arqlgo. David M. Pereira Herrera cel. 71721126 (visitas guiadas) David Pereira Herrera, Investigador en Antropología, Arqueología y Docente Universitario.

Ex-Director del Instituto Antropológico y Museo de la Universidad Mayor de San Simón. Cochabamba.

damapehe@hotmail.com

ALTA TECNOLOGIA ANCENTRAL

Fueron erguidas en varios puntos de las colinas y laderas alrededor de la laguna Cotapachi (laguna donde “descansa el agua” en lengua puqina) en filas bajo una admirable homogeneidad en la planificación y técnicas constructivas siguiendo las curvas de nivel naturales. Tuvieron cimientos circulares de piedra tipo soladura en sus bases y arriba paredes de forma cónica alargada de ch’illqa de aproximadamente 2.50 m. de altura y techumbre de paja removible. Su ubicación alrededor de la laguna de Cotapachi y el curso del río Rocha, de ningún modo fue casual sino que obedeció a la facilidad de acceso a las materias primas in situ como piedra, bancos de arcilla, matorrales de ch’illqas, paja, etc. para las paredes de cestería de las Qollqa. Otro elemento magistralmente aprovechado fueron las casi constantes brisas y corrientes de aire norte-sur necesarias para la ventilación/deshidratación del maíz depositado dentro las Qollqa en mazorcas.

¿Dónde se cultivaba el maíz almacenado en las Qollqa? Éste provenía de diferentes sectores y campos de cultivo del área. Hoy sabemos - gracias a un litigio de tierras del año 1556 conocido como el Repartimiento de Tierras del Inca Guayna Capac publicado por el Museo Arqueológico de la Universidad Mayor de San Simón en 1977 y otros documentos del Archivo Histórico de Cochabamba- que los “incas y sus capitanes” aplicaron un sofisticado sistema de distribución de tierras y de organización del trabajo por “chacras y suyus”, movilizando miles de mitimaes y colonizadores (y sus familias) de diversa lengua y procedencia asentados entre Quillacollo y Sipe Sipe.

El maíz fue destinado para usos militares, religiosos y tal vez también para momentos de hambruna o desastres naturales. Testimonios escritos de la época colonial afirman que el maíz era trasladado en caravanas de llamas a Cusco por el Qhapaq Ñan (aprox. 30 días de viaje) e inclusive hasta la distante zona del Ecuador, donde en sus últimos años imperiales los incas tuvieron un otro conflictivo frente de guerra.

Igualmente se sostiene como hipótesis, que el maíz depositado en las Qollqa de Cotapachi pudo haber sido utilizado para mantener y sostener la penetración militar inca hacia el pie de monte y borde oriental del imperio en el actual territorio boliviano (Incallajta, Samaipata y otros), proceso que tuvo que enfrentar a las poblaciones chiriguanas.

Al entrar al valle los colonizadores españoles con sus aliados y servidores a partir del año 1540 encontraron las Qollqa abandonadas.

Con semejante cantidad de maíz producido y almacenado – especialmente en la zona de Quillacollo- no cabe duda que Cochabamba desempeñó un rol de altísima importancia y gravitación en la organización económica, política y social del imperio de los Incas. La admirable organización e ingeniería social desplegada, la repartición de tierras y la masiva presencia de colonizadores llamados mitimaes, permitieron obtener -a una escala sin procedentes- un producto de alto valor ritual, simbólico y alimenticio, determinando que Cochabamba brille y adquiera el status de “granero de los incas”, una “llajta” donde se produjo una etnogénesis, es decir, una simbiosis multicultural donde hombres, tierras y Dioses generaron un producto histórico único.

El quechua o runasimi se convirtió en la lingua franca conviviendo con el ay Hoy este hito arqueológico debe conservarse y manejarse año redondo a partir de un “plan de manejo” antes de que sufra avasallamientos o el impacto negativo del “turismo depredador” aimara pero ambas sobre un estrato puqina previo. No deja de causar admiración el tema de las Qollqa de maíz como una muestra de alta tecnología ancestral no contaminante reflejo de la sabiduría y soberanía alimentaria que tuvieron las sociedades precolombinas.

Constituyen un auténtico valor y logro generado durante la época pre-colombina y ejemplo para la Bolivia de hoy en vista de los lamentables niveles de dependencia de alimentos que hoy nos toca vivir. Nos debe servir para reflexionar y cuestionar también la forma irresponsable con el que se trata desde los niveles del estado y gobierno actual el tema de la agricultura transgénica, la cual no solo ahonda la dependencia productiva y alimentaria, sino que inclusive pone en riesgo la salud presente y del futuro del pueblo boliviano.

Con gran motivación, entrega desinteresada y una mirada sostenible/sustentable a largo plazo, el año 2003 se conformó en Quillacollo el Comité Impulsor del Proyecto Qollqas de Cotapachi, el cuál bajo una renovada visión trabaja con todo empeño para convertir la Provincia de Quillacollo en un verdadero polo de desarrollo turístico, aprovechando el enorme y variado potencial ecológico/natural, histórico, cultural, arqueológico y espiritual/religioso que posee en sus diferentes secciones municipales.

En el área central de las Qollqa, donde estuvieron concentradas alrededor de 2500 unidades, el Comité Impulsor ha construido 26 “replicas turísticas” con muros de adobe para dar al visitante una aproximación visual sobre cómo fueron en origen, pero sabiendo que en realidad las originales construidas por los cesteros incaicos tuvieron paredes de cestería tipo canasta de chi´llqa.

El Comité Impulsor tiene puesta la mirada en valorizar y proteger las Qollqa de Cotapachi tomando en cuenta integralmente su entorno natural y paisajístico, ello en virtud a que constantemente sufren agresiones, incendios intencionales, intentos de loteamientos, total desinterés municipal, “turistas contaminantes” e irrespetuosos que pisotean y destruyen los cimientos, y -lo peor- dejan basura y desperdicios luego de “su” visita.

 

Dentro de ello es importante concienciar a los miles de visitantes que llegan al monumento patrimonial una vez al año con motivo de la celebración del Solsticio de Invierno cada 21 de Junio, para que dicha celebración sea sobre todo un respetuoso y auténtico evento de valorización de nuestra cultura ancestral material e inmaterial, pero sin provocar daños al medioambiente ni a los restos arqueológicos incaicos. Personas e instituciones interesadas en el estudio, preservación y valorización de las Qollqa de Cotapachi

Hoy este hito arqueológico debe conservarse y manejarse año redondo a partir de un “plan de manejo” antes de que sufra avasallamientos o el impacto negativo del “turismo depredador”.

Contactarse con el Comité Impulsor Cochabamba: Arq. Jorge Coco Obando cel. 77420015 (Quillacollo) y Arqlgo. David M. Pereira Herrera cel. 71721126 (visitas guiadas) David Pereira Herrera, Investigador en Antropología, Arqueología y Docente Universitario.

Ex-Director del Instituto Antropológico y Museo de la Universidad Mayor de San Simón. Cochabamba.

damapehe@hotmail.com

COMPLEJO DE QOLLQA DE COTAPACHI
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VALORIZAR Y PROTEGER LAS QOLLQA

Fueron erguidas en varios puntos de las colinas y laderas alrededor de la laguna Cotapachi (laguna donde “descansa el agua” en lengua puqina) en filas bajo una admirable homogeneidad en la planificación y técnicas constructivas siguiendo las curvas de nivel naturales. Tuvieron cimientos circulares de piedra tipo soladura en sus bases y arriba paredes de forma cónica alargada de ch’illqa de aproximadamente 2.50 m. de altura y techumbre de paja removible. Su ubicación alrededor de la laguna de Cotapachi y el curso del río Rocha, de ningún modo fue casual sino que obedeció a la facilidad de acceso a las materias primas in situ como piedra, bancos de arcilla, matorrales de ch’illqas, paja, etc. para las paredes de cestería de las Qollqa. Otro elemento magistralmente aprovechado fueron las casi constantes brisas y corrientes de aire norte-sur necesarias para la ventilación/deshidratación del maíz depositado dentro las Qollqa en mazorcas.

¿Dónde se cultivaba el maíz almacenado en las Qollqa? Éste provenía de diferentes sectores y campos de cultivo del área. Hoy sabemos - gracias a un litigio de tierras del año 1556 conocido como el Repartimiento de Tierras del Inca Guayna Capac publicado por el Museo Arqueológico de la Universidad Mayor de San Simón en 1977 y otros documentos del Archivo Histórico de Cochabamba- que los “incas y sus capitanes” aplicaron un sofisticado sistema de distribución de tierras y de organización del trabajo por “chacras y suyus”, movilizando miles de mitimaes y colonizadores (y sus familias) de diversa lengua y procedencia asentados entre Quillacollo y Sipe Sipe.

El maíz fue destinado para usos militares, religiosos y tal vez también para momentos de hambruna o desastres naturales. Testimonios escritos de la época colonial afirman que el maíz era trasladado en caravanas de llamas a Cusco por el Qhapaq Ñan (aprox. 30 días de viaje) e inclusive hasta la distante zona del Ecuador, donde en sus últimos años imperiales los incas tuvieron un otro conflictivo frente de guerra.

Igualmente se sostiene como hipótesis, que el maíz depositado en las Qollqa de Cotapachi pudo haber sido utilizado para mantener y sostener la penetración militar inca hacia el pie de monte y borde oriental del imperio en el actual territorio boliviano (Incallajta, Samaipata y otros), proceso que tuvo que enfrentar a las poblaciones chiriguanas.

Al entrar al valle los colonizadores españoles con sus aliados y servidores a partir del año 1540 encontraron las Qollqa abandonadas.

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Con semejante cantidad de maíz producido y almacenado – especialmente en la zona de Quillacollo- no cabe duda que Cochabamba desempeñó un rol de altísima importancia y gravitación en la organización económica, política y social del imperio de los Incas. La admirable organización e ingeniería social desplegada, la repartición de tierras y la masiva presencia de colonizadores llamados mitimaes, permitieron obtener -a una escala sin procedentes- un producto de alto valor ritual, simbólico y alimenticio, determinando que Cochabamba brille y adquiera el status de “granero de los incas”, una “llajta” donde se produjo una etnogénesis, es decir, una simbiosis multicultural donde hombres, tierras y Dioses generaron un producto histórico único.

El quechua o runasimi se convirtió en la lingua franca conviviendo con el ay Hoy este hito arqueológico debe conservarse y manejarse año redondo a partir de un “plan de manejo” antes de que sufra avasallamientos o el impacto negativo del “turismo depredador” aimara pero ambas sobre un estrato puqina previo. No deja de causar admiración el tema de las Qollqa de maíz como una muestra de alta tecnología ancestral no contaminante reflejo de la sabiduría y soberanía alimentaria que tuvieron las sociedades precolombinas.

Constituyen un auténtico valor y logro generado durante la época pre-colombina y ejemplo para la Bolivia de hoy en vista de los lamentables niveles de dependencia de alimentos que hoy nos toca vivir. Nos debe servir para reflexionar y cuestionar también la forma irresponsable con el que se trata desde los niveles del estado y gobierno actual el tema de la agricultura transgénica, la cual no solo ahonda la dependencia productiva y alimentaria, sino que inclusive pone en riesgo la salud presente y del futuro del pueblo boliviano.

Con gran motivación, entrega desinteresada y una mirada sostenible/sustentable a largo plazo, el año 2003 se conformó en Quillacollo el Comité Impulsor del Proyecto Qollqas de Cotapachi, el cuál bajo una renovada visión trabaja con todo empeño para convertir la Provincia de Quillacollo en un verdadero polo de desarrollo turístico, aprovechando el enorme y variado potencial ecológico/natural, histórico, cultural, arqueológico y espiritual/religioso que posee en sus diferentes secciones municipales.

En el área central de las Qollqa, donde estuvieron concentradas alrededor de 2500 unidades, el Comité Impulsor ha construido 26 “replicas turísticas” con muros de adobe para dar al visitante una aproximación visual sobre cómo fueron en origen, pero sabiendo que en realidad las originales construidas por los cesteros incaicos tuvieron paredes de cestería tipo canasta de chi´llqa.

El Comité Impulsor tiene puesta la mirada en valorizar y proteger las Qollqa de Cotapachi tomando en cuenta integralmente su entorno natural y paisajístico, ello en virtud a que constantemente sufren agresiones, incendios intencionales, intentos de loteamientos, total desinterés municipal, “turistas contaminantes” e irrespetuosos que pisotean y destruyen los cimientos, y -lo peor- dejan basura y desperdicios luego de “su” visita.

 

Dentro de ello es importante concienciar a los miles de visitantes que llegan al monumento patrimonial una vez al año con motivo de la celebración del Solsticio de Invierno cada 21 de Junio, para que dicha celebración sea sobre todo un respetuoso y auténtico evento de valorización de nuestra cultura ancestral material e inmaterial, pero sin provocar daños al medioambiente ni a los restos arqueológicos incaicos. Personas e instituciones interesadas en el estudio, preservación y valorización de las Qollqa de Cotapachi

Hoy este hito arqueológico debe conservarse y manejarse año redondo a partir de un “plan de manejo” antes de que sufra avasallamientos o el impacto negativo del “turismo depredador”.

Contactarse con el Comité Impulsor Cochabamba: Arq. Jorge Coco Obando cel. 77420015 (Quillacollo) y Arqlgo. David M. Pereira Herrera cel. 71721126 (visitas guiadas) David Pereira Herrera, Investigador en Antropología, Arqueología y Docente Universitario.

Ex-Director del Instituto Antropológico y Museo de la Universidad Mayor de San Simón. Cochabamba.

damapehe@hotmail.com

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Fueron erguidas en varios puntos de las colinas y laderas alrededor de la laguna Cotapachi (laguna donde “descansa el agua” en lengua puqina) en filas bajo una admirable homogeneidad en la planificación y técnicas constructivas siguiendo las curvas de nivel naturales. Tuvieron cimientos circulares de piedra tipo soladura en sus bases y arriba paredes de forma cónica alargada de ch’illqa de aproximadamente 2.50 m. de altura y techumbre de paja removible. Su ubicación alrededor de la laguna de Cotapachi y el curso del río Rocha, de ningún modo fue casual sino que obedeció a la facilidad de acceso a las materias primas in situ como piedra, bancos de arcilla, matorrales de ch’illqas, paja, etc. para las paredes de cestería de las Qollqa. Otro elemento magistralmente aprovechado fueron las casi constantes brisas y corrientes de aire norte-sur necesarias para la ventilación/deshidratación del maíz depositado dentro las Qollqa en mazorcas.

¿Dónde se cultivaba el maíz almacenado en las Qollqa? Éste provenía de diferentes sectores y campos de cultivo del área. Hoy sabemos - gracias a un litigio de tierras del año 1556 conocido como el Repartimiento de Tierras del Inca Guayna Capac publicado por el Museo Arqueológico de la Universidad Mayor de San Simón en 1977 y otros documentos del Archivo Histórico de Cochabamba- que los “incas y sus capitanes” aplicaron un sofisticado sistema de distribución de tierras y de organización del trabajo por “chacras y suyus”, movilizando miles de mitimaes y colonizadores (y sus familias) de diversa lengua y procedencia asentados entre Quillacollo y Sipe Sipe.

El maíz fue destinado para usos militares, religiosos y tal vez también para momentos de hambruna o desastres naturales. Testimonios escritos de la época colonial afirman que el maíz era trasladado en caravanas de llamas a Cusco por el Qhapaq Ñan (aprox. 30 días de viaje) e inclusive hasta la distante zona del Ecuador, donde en sus últimos años imperiales los incas tuvieron un otro conflictivo frente de guerra.

Igualmente se sostiene como hipótesis, que el maíz depositado en las Qollqa de Cotapachi pudo haber sido utilizado para mantener y sostener la penetración militar inca hacia el pie de monte y borde oriental del imperio en el actual territorio boliviano (Incallajta, Samaipata y otros), proceso que tuvo que enfrentar a las poblaciones chiriguanas.

Al entrar al valle los colonizadores españoles con sus aliados y servidores a partir del año 1540 encontraron las Qollqa abandonadas.

ALTA TECNOLOGIA ANCENTRAL

Con semejante cantidad de maíz producido y almacenado – especialmente en la zona de Quillacollo- no cabe duda que Cochabamba desempeñó un rol de altísima importancia y gravitación en la organización económica, política y social del imperio de los Incas. La admirable organización e ingeniería social desplegada, la repartición de tierras y la masiva presencia de colonizadores llamados mitimaes, permitieron obtener -a una escala sin procedentes- un producto de alto valor ritual, simbólico y alimenticio, determinando que Cochabamba brille y adquiera el status de “granero de los incas”, una “llajta” donde se produjo una etnogénesis, es decir, una simbiosis multicultural donde hombres, tierras y Dioses generaron un producto histórico único.

El quechua o runasimi se convirtió en la lingua franca conviviendo con el ay Hoy este hito arqueológico debe conservarse y manejarse año redondo a partir de un “plan de manejo” antes de que sufra avasallamientos o el impacto negativo del “turismo depredador” aimara pero ambas sobre un estrato puqina previo. No deja de causar admiración el tema de las Qollqa de maíz como una muestra de alta tecnología ancestral no contaminante reflejo de la sabiduría y soberanía alimentaria que tuvieron las sociedades precolombinas.

Constituyen un auténtico valor y logro generado durante la época pre-colombina y ejemplo para la Bolivia de hoy en vista de los lamentables niveles de dependencia de alimentos que hoy nos toca vivir. Nos debe servir para reflexionar y cuestionar también la forma irresponsable con el que se trata desde los niveles del estado y gobierno actual el tema de la agricultura transgénica, la cual no solo ahonda la dependencia productiva y alimentaria, sino que inclusive pone en riesgo la salud presente y del futuro del pueblo boliviano.

Con gran motivación, entrega desinteresada y una mirada sostenible/sustentable a largo plazo, el año 2003 se conformó en Quillacollo el Comité Impulsor del Proyecto Qollqas de Cotapachi, el cuál bajo una renovada visión trabaja con todo empeño para convertir la Provincia de Quillacollo en un verdadero polo de desarrollo turístico, aprovechando el enorme y variado potencial ecológico/natural, histórico, cultural, arqueológico y espiritual/religioso que posee en sus diferentes secciones municipales.

VALORIZAR Y PROTEGER LAS QOLLQA

En el área central de las Qollqa, donde estuvieron concentradas alrededor de 2500 unidades, el Comité Impulsor ha construido 26 “replicas turísticas” con muros de adobe para dar al visitante una aproximación visual sobre cómo fueron en origen, pero sabiendo que en realidad las originales construidas por los cesteros incaicos tuvieron paredes de cestería tipo canasta de chi´llqa.

El Comité Impulsor tiene puesta la mirada en valorizar y proteger las Qollqa de Cotapachi tomando en cuenta integralmente su entorno natural y paisajístico, ello en virtud a que constantemente sufren agresiones, incendios intencionales, intentos de loteamientos, total desinterés municipal, “turistas contaminantes” e irrespetuosos que pisotean y destruyen los cimientos, y -lo peor- dejan basura y desperdicios luego de “su” visita.

 

Dentro de ello es importante concienciar a los miles de visitantes que llegan al monumento patrimonial una vez al año con motivo de la celebración del Solsticio de Invierno cada 21 de Junio, para que dicha celebración sea sobre todo un respetuoso y auténtico evento de valorización de nuestra cultura ancestral material e inmaterial, pero sin provocar daños al medioambiente ni a los restos arqueológicos incaicos. Personas e instituciones interesadas en el estudio, preservación y valorización de las Qollqa de Cotapachi

Hoy este hito arqueológico debe conservarse y manejarse año redondo a partir de un “plan de manejo” antes de que sufra avasallamientos o el impacto negativo del “turismo depredador”.

Contactarse con el Comité Impulsor Cochabamba: Arq. Jorge Coco Obando cel. 77420015 (Quillacollo) y Arqlgo. David M. Pereira Herrera cel. 71721126 (visitas guiadas) David Pereira Herrera, Investigador en Antropología, Arqueología y Docente Universitario.

Ex-Director del Instituto Antropológico y Museo de la Universidad Mayor de San Simón. Cochabamba.

damapehe@hotmail.com

COMPLEJO DE QOLLQA DE COTAPACHI

Fueron erguidas en varios puntos de las colinas y laderas alrededor de la laguna Cotapachi (laguna donde “descansa el agua” en lengua puqina) en filas bajo una admirable homogeneidad en la planificación y técnicas constructivas siguiendo las curvas de nivel naturales. Tuvieron cimientos circulares de piedra tipo soladura en sus bases y arriba paredes de forma cónica alargada de ch’illqa de aproximadamente 2.50 m. de altura y techumbre de paja removible. Su ubicación alrededor de la laguna de Cotapachi y el curso del río Rocha, de ningún modo fue casual sino que obedeció a la facilidad de acceso a las materias primas in situ como piedra, bancos de arcilla, matorrales de ch’illqas, paja, etc. para las paredes de cestería de las Qollqa. Otro elemento magistralmente aprovechado fueron las casi constantes brisas y corrientes de aire norte-sur necesarias para la ventilación/deshidratación del maíz depositado dentro las Qollqa en mazorcas.

¿Dónde se cultivaba el maíz almacenado en las Qollqa? Éste provenía de diferentes sectores y campos de cultivo del área. Hoy sabemos - gracias a un litigio de tierras del año 1556 conocido como el Repartimiento de Tierras del Inca Guayna Capac publicado por el Museo Arqueológico de la Universidad Mayor de San Simón en 1977 y otros documentos del Archivo Histórico de Cochabamba- que los “incas y sus capitanes” aplicaron un sofisticado sistema de distribución de tierras y de organización del trabajo por “chacras y suyus”, movilizando miles de mitimaes y colonizadores (y sus familias) de diversa lengua y procedencia asentados entre Quillacollo y Sipe Sipe.

El maíz fue destinado para usos militares, religiosos y tal vez también para momentos de hambruna o desastres naturales. Testimonios escritos de la época colonial afirman que el maíz era trasladado en caravanas de llamas a Cusco por el Qhapaq Ñan (aprox. 30 días de viaje) e inclusive hasta la distante zona del Ecuador, donde en sus últimos años imperiales los incas tuvieron un otro conflictivo frente de guerra.

Igualmente se sostiene como hipótesis, que el maíz depositado en las Qollqa de Cotapachi pudo haber sido utilizado para mantener y sostener la penetración militar inca hacia el pie de monte y borde oriental del imperio en el actual territorio boliviano (Incallajta, Samaipata y otros), proceso que tuvo que enfrentar a las poblaciones chiriguanas.

Al entrar al valle los colonizadores españoles con sus aliados y servidores a partir del año 1540 encontraron las Qollqa abandonadas.

Con semejante cantidad de maíz producido y almacenado – especialmente en la zona de Quillacollo- no cabe duda que Cochabamba desempeñó un rol de altísima importancia y gravitación en la organización económica, política y social del imperio de los Incas. La admirable organización e ingeniería social desplegada, la repartición de tierras y la masiva presencia de colonizadores llamados mitimaes, permitieron obtener -a una escala sin procedentes- un producto de alto valor ritual, simbólico y alimenticio, determinando que Cochabamba brille y adquiera el status de “granero de los incas”, una “llajta” donde se produjo una etnogénesis, es decir, una simbiosis multicultural donde hombres, tierras y Dioses generaron un producto histórico único.

El quechua o runasimi se convirtió en la lingua franca conviviendo con el ay Hoy este hito arqueológico debe conservarse y manejarse año redondo a partir de un “plan de manejo” antes de que sufra avasallamientos o el impacto negativo del “turismo depredador” aimara pero ambas sobre un estrato puqina previo. No deja de causar admiración el tema de las Qollqa de maíz como una muestra de alta tecnología ancestral no contaminante reflejo de la sabiduría y soberanía alimentaria que tuvieron las sociedades precolombinas.

Constituyen un auténtico valor y logro generado durante la época pre-colombina y ejemplo para la Bolivia de hoy en vista de los lamentables niveles de dependencia de alimentos que hoy nos toca vivir. Nos debe servir para reflexionar y cuestionar también la forma irresponsable con el que se trata desde los niveles del estado y gobierno actual el tema de la agricultura transgénica, la cual no solo ahonda la dependencia productiva y alimentaria, sino que inclusive pone en riesgo la salud presente y del futuro del pueblo boliviano.

Con gran motivación, entrega desinteresada y una mirada sostenible/sustentable a largo plazo, el año 2003 se conformó en Quillacollo el Comité Impulsor del Proyecto Qollqas de Cotapachi, el cuál bajo una renovada visión trabaja con todo empeño para convertir la Provincia de Quillacollo en un verdadero polo de desarrollo turístico, aprovechando el enorme y variado potencial ecológico/natural, histórico, cultural, arqueológico y espiritual/religioso que posee en sus diferentes secciones municipales.

. Redacción:
David Pereira

Antropólogo y docente universitario, Colaborador Invitado de la Revista TEMAS cbba

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